7.26.2006

Lección del Maestro Enrique Rueda

"Enseñar con seriedad es poner las manos en lo que tiene de más vital un ser humano. Es buscar acceso a la carne viva, a lo más íntimo de la integridad de un niño o de un adulto. Un Maestro invade, irrumpe, puede arrasar con el fin de limpiar y reconstruir. Una enseñanza deficiente, una rutina pedagógica, un estilo de instrucción que, conscientemente o no, sea cínico en sus mestas siempre utilitarias, son destructivas. Arrancan de raíz la esperanza. La mala enseñanza es, casi literalmente, asesina y, metafóricamente, un pecado. Disminuye al alumno, reduce a la gris inanidad el motivo que se presenta. Instila en la sensibilidad del niño o del adulto el más corrosivo de los ácidos, el aburrimiento, el gas metano del hastío. Millones de personas han matado las matemáticas, la poesía, el pensamiento lógico con una enseñanza muerta y la vengativa mediocridad, acaso subconsciente, de unos pedagogos frustrados. Las estampas de Molière son implacables.

La antienseñanza, estadísticamente, esta cerca de ser la norma. Los buenos profesores, los que prenden fuego en las almas nacientes de sus alumnos, son tal vez más escasos que los artistas virtuosos o los sabios. Los maestros de escuela que forman el alma y el cuerpo, que saben lo que está en juego, que son conscientes de la interrelación de confianza y vulnerabilidad, de la fusión orgánica de responsabilidad y respuesta (lo que yo llamaría "respuestabilidad") son alarmantemente pocos. Ovidio nos recuerda que "no hay mayor maravilla". En realidad, como sabemos, la mayoría de aquellos a quienes confiamos a nuestros hijos en la enseñanza secundaria, a quienes acudimos en busca de guía y ejemplo, son unos sepultureros más o menos afables. Se esfuerzan en rebajar a sus alumnos a su propio nivel de faena mediocre.

- George Steiner, Charles Eliot Norton Lectures, Harvard University, 2001

* * *


Mientras tanto, los maestros de Oaxaca, al sabotear la realización de la Guelaguetza, han ocasionado pérdidas por novecientos millones de pesos... y seguimos sin clases. Enrique Rueda, profesor en la secundaria Ayoquepusco de Aldama (Zimatlán) de Historia Universal y de México, de Formación Cívica y Ética y de Geografía, que enseña en sus clases el "materialismo histórico", que gana 8 mil pesos mensuales (aunque los viajes, la gasolina y la Cherokee de lujo se los pagó el sindicato), padre de tres hijos y un de un bebé de cuatro o cinco meses (le resulta imposible especificar bien la edad, y de hecho no sabe aún el nombre con el que será bautizado), y dirigente de la famosa sección 22 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, la más numerosa del gremio más poderoso de México, nos enseña:


"¡Yo me divierto en el cargo! No lo veo como un trabajo. Me da muchas oportunidades. No me cancela nada..."

3 comentarios:

Unknown dijo...

"La mala enseñanza es, casi literalmente, asesina y, metafóricamente, un pecado"

Kid que cierta esta frase

Anónimo dijo...

Sobretodo si conscientemente se hace pasar por segura y suficiente. O si se autoenvanece descalificando todo lo que no se entienda por y desde ella misma.

Mariano dijo...

Hola, me parece excelente la cita de Steiner... sepultureros afables... los de la Sección 22, sin embargo, creo que no llegan ni a eso. Lamentable.

Saludos, M