11.11.2008

Visita al reino de los espíritus libres

Por segunda vez soñé con un reino de espíritus libres. El Concilio de los filósofos contaba entre los elegidos a todos los que enseñaban a pensar. Por supuesto, también a los sabios de martillo. Las disputas de escuelas y argumentos se sublimaban hasta alcanzar su punto en común: todos vivían en un acuerdo regulado por una comprensión superior. El pensamiento se convertía en aliento, y no era instrumento de la desesperación. El falibilismo era infinitamente superado por una comprensión creciente de la verdad. Sócrates y Nietzsche se sentaban juntos. Compartían el tabaco para sus pipas (porque, en el sueño, fumaban pipa).

Bueno, era un sueño. Pero había un anfiteatro adecuado.

Y hoy, por la tarde, asistí a un examen donde, muy atinadamente, desmantelaron el pseudo-kantismo de Nozick. 

1 comentario:

Juan Manuel Escamilla dijo...

¿Será que los espíritus castalios lo son -es decir, viven de idealizaciones- porque no son capaces de advertir que lo que hay es vulgar, prosaico?
Creo que es imposible averiguarlo ya.