Todos los días rezo esta oración
al levantarme:
Oh Dios,
no me atormentes más.
(Dámaso Alonso, "Monstruos",
en Hijos de la ira: Diario íntimo)
Nota bene: No ha de confundirse esta oración con una imprecación a la divinidad. Como deja claro "Insomnio", la primera pieza de la colección, Alonso está haciendo más bien una poética del tiempo, una articulación pathemática del éthos. Foster Wallace intentó algo similar en su novela sin terminar. La novela "hubiera tratado sobre las virtudes del aburrimiento, el modo en que la concentración en las pequeñas tareas del día a día ayudaría a trascender nuestras pequeñeces", explica bien Guillermo en este pós, que hace algo similar, al mostrar la falsedad de la disyunción de nuestro aburrimiento actual y el "entretenimiento" con el que llenamos nuestros días. Cada vez, pasa, hay más generaciones perdidas (¿no es eso la del '27?; no lo sé); supongo que por eso algunos dicen que la crisis mundial es cultural.
6 comentarios:
Otra carcajada.
Otra carcajada.
Soy un fantasma...
Bueeno, otros hablan de crisis de santos... ¡¡¡perdón!!! No quise decir nada ¿o sí? Je, je...
:O
Yo creo que es una crisis de plomo.
Hey, amigo. Escribía, más que para comentar, para saludar, y decir que me alegra ver que has posteado algo nuevo. Hace tiempo que veía el mismo y mismo post todos los días.
Salud y buenaventura todo el año.
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