5.23.2010

Inventar idioteces


Leyendo esto, cuatro preguntas:

¿Hay que evitar "el aparente debilitamiento estadístico de la Iglesia Católica", ocasionado por los "acérrimos enemigos de la Iglesia Católica, que tendrán en sus manos las esperadas herramientas para intentar restar fuerza a una Institución, que, pese a todo, continua manteniéndose como una de las más respetables y con el mayor número de fieles el país"?

¿Hay que inventarnos guerras inútiles? ¿En qué sentido es absolutamente imprescindible una "fortaleza estadística"?

¿Hay que llamar a una "lucha religiosa", al grito (extraído de la política) de "capilla por capilla" contra un instrumento estadístico del estado? ¿Afirmar que un censo responde a "intereses perversos e inconfesables"? [¿Quién escribe así?]
¿Y si mejor presentaran una queja contra el organismo apropiado y nos ahorráramos vueltas?

*

Una posible lectura de estructuras de un cuento del Pentamerone de Basile [más conocido en sus versiones de Perrault y los Grimm; en realidad, la historia es de Estrabón, Geog XVII, 1, 33, pero luego se añaden los elementos que me interesan]: había una vez un orden. Luego desapareció la figura del orden y una de las partes restantes, arbitrariamente, tomó el orden sobre sí. Las otras partes, también arbitrariamente, se apoyaron sobre esta responsabilidad mal-asumida y empezaron a exigir su cumplimiento. El resultado: señor y siervo.

Teoría: la responsabilidad no puede imponerse desde arriba. La
responsabilidad (y en general la cultura y la moralidad) no pueden imponerse legislativamente, aunque deban resguardarse en ese nivel. En la medida en que se impongan legislativamente, seguimos en el paternalismo más barato. Busquemos mejor una división de competencias que recupere la responsabilidad personal y social.

Personalmente, creo que un camino real para esto es la universidad. Y no una universidad planteada (otra vez) sobre normativas de carácter estratégico-empresarial, sino desde un planteamiento dialéctico, es decir, de cultura dialógica, argumentativa y teórica. La universidad como un lugar "distinto" al centro político, económico y legal, que sea capaz de contemplarlos desde fuera, pensarlos con paz. Que se eduque a los ciudadanos. Sócrates e Hipócrates en el Protágoras, etc.

En lo que llegamos a eso, supongo que podemos seguir confiando en que un hombre, un santo, un gobierno o una coalición resolverán todos nuestros problemas. Que venga otro caudillo glorioso a resolver nuestra haraganería, nuestra burguesía complaciente y nuestros "ayes" inertes. Así están aguantando nuestras bolsas, los comunicados de BP, las autoridades académicas boloñoides y México. Aunque en México, eso sí, creando para-ejércitos…

10 comentarios:

Ladinoamericano dijo...

Ah, a mí también me hizo enojar mucho, amigo... Ese Norbertico... En fin, ¡un fuerte abrazo!

david-. dijo...

Sí, vi tu bló… Es todo un pelín demencial. Creo que Javier Ortiz lo resume bien en el bló de Conspiratio. Si van a sacar cosas con sello eclesiástico, valdría la pena que llevaran una sola editorial, quizá, desde el CEM. Y a lo mejor entre todos pueden buscar y emplear escritores razonables.

En fin…

Alucard dijo...

Y es ahí donde se encuentra el punto a debatir. Si colocáramos esta situación en una balanza, lo complicado, evidentemente no es utilizar un parámetro de medición, sino determinar el contra peso adecuado entre el paternalismo servil, y la responsabilidad que se encuentra referida a cada sujeto como individuo.

Tal vez lo más cómodo para "los hijos y nietos de la modernidad (o de la irracionalidad)" sea establecer un prototipo, con un nombre que sea aceptado de forma unánime, que concentre, o planteé por lo menos concentrar esa responsabilidad y colocarla de forma exegética, para poder simplemente adecuarse a ella.

Saludos viejo.

david-. dijo...

¡Saludos!

Todavía no sé qué puedo decir. Siento, siento, que un "prototipo" es justo lo que hoy, en cualquier campo, nadie va a querer.

Estamos todos locos, después de todo.

Unknown dijo...

Kid ¿qué opinión te merece Girard?

Unknown dijo...

e Illich?

Meruti Mellosa dijo...

Sí hace enojar. Sin más.

david-. dijo...

Mer'ti: totalmente hace enojar. Pero bueno: tengo la teoría de que, si todo me hace enojar (de hecho, etc) lo mejor es no enojarse por nada. Hablando nos entendemos, etc.

Kid: no he leído a Girard, aunque me gustaría hacerlo. :(
De Illich, he leído algunas cosas más bien histórico-sociológicas. Juan me va a enviar un libro de teología para hacerme una visión más balanceada. Como sociólogo, me parece que tiene observaciones muy agudas y muy sagaces. Realmente. Pero no me disfruto mucho su lectura, en realidad; me pasa algo así (salvemos distancias en buena lid) como con Michael Moore.

Mario Gensollen dijo...

Sabes Gino que suelo ser muy respetuoso en cuestiones de materia religiosa. Me parece un tema delicado, y en el cual la gente, digas lo que digas, suele salir ofendida. Pero, honestamente, no puedo decirlo de otra forma: Me tiene harto el PAN, me tiene enfermo la Iglesia Católica Mexicana (la institución, con sus dirigentes, Norberto Rivera a la cabeza), me tienen realmente hastiado las instituciones pseudopolíticas con propósitos clericales velados (pro vida, o pro lo que sea)... Me duele, puesto que, a pesar de que me considero un agnóstico teórico y un ateo práctico, sé que pertenezco a la tradición judeocristiana, a la cual respeto, y sus símbolos y ritos me parecen estéticamente hermosos, como mínimo. Su historia, pese a sus errores, está plagada de aciertos. Sin embargo, éste, pésele a FCH o a cualquiera de sus secuaces, es un país laico (con todo lo que ello implica). El "boicot" no es más que, a mi forma de verlo, la expresión más nítida del analfabetismo funcional tanto de los conservadores como de los liberales. Este país vive una lucha entre una derecha y una izquierda igualmente obtusas, retrógradas, ignorantes... De FCH a AMLO, el suicidio, como lo sugería Alfarabi.

david-. dijo...

Totalmente de acuerdo. Me imagino que también Llovet y Rodrigo, en esta misma página, pensarán igual. Quizá Llovet más acremente (quizá, pues).

Eso del país laico: yo tengo la impresión de que aquello que la Iglesia pide no necesariamente debe buscarse en la regulación legal de los estados. Supongo que esto también depende del estado en cuestión y su tradición, la oportunidad (en sentido de la ocasión, prudencial), y de si se trata de defender derechos propios ("institucionales", digamos) o universales. En el último caso, por lo demás, habría que apelar, como hacen al menos los documentos, en la "buena voluntad".

Pero precisamente: antes que todo eso, la Iglesia debería replantearse antes que nada la formación de sus miembros. Me parece un tanto irrisorio que la Iglesia tenga una voz pública cuando ni siquiera puede hacerse cargo del sentido de religiosidad de sus fieles.

Personalmente, creo que, más que luchar por leyes que defiendan esto o lo otro, o atacar leyes que ataquen esto o lo otro, la Iglesia debería preocuparse antes por sus seminarios, sus universidades, su liturgia y sus sermones dominicales.

Aunque nuevamente y sin ir más lejos, no sé qué opinarán siquiera los otros católicos que aparecen en estos mismos comentarios.