1.03.2007

Un olvidado proposito

Sé que el texto que a continuación apunto es un tanto largo. Pero, aunque no me gusta publicar textos largos en este blog, publicaré este. (Y sin foto esta vez, aunque sea más cansado así.) Me explico: aunque no estoy absolutamente de acuerdo en todo lo que se dice, me parece que, para quien pretende llevar una vida con (siquiera) pretensiones intelectuales, con pretensiones además humanistas y dialógicas, este texto puede ayudarle a pensar. Quizá sirva incluso como una posibilidad de resolución para el Año Nuevo (y, espero, una posibilidad no-cursi de resoluciones). Me parece exigente, y además me gusta, y creo que puede ser útil tomarse el tiempo de leerlo.

Comoquiera que sea, Feliz Año Nuevo.

* * *

"Decir que el caballero es una persona que nunca hace daño, equivale casi a definirlo. Esta descripción, además de ser refinada, es hasta cierto punto, precisa. Su tarea principal consiste en eliminar los obstáculos que dificultan la libre actividad de aquellos que lo rodean. Más que tomar la iniciativa por cuenta propia, es una ayuda para la acción propia de los demás. Su ayuda se podría comparar a la de aquellas cosas que se denominan comodidades o facilidades para las disposiciones de naturaleza personal: algo así como una butaca o un buen fuego, que tienen su papel a la hora de superar el frío o el cansancio, aunque la naturaleza proporcione, también sin ellos, tantos medios para descansar como calor animal. De manera análoga, el verdadero caballero evita todo aquello que podría causar perturbación o inquietud en el ánimo de aquellos con los que le ha tocado compartir la suerte; evita siempre los conflictos de opiniones o de sentimientos, las reservas, las desconfianzas, los comentarios negativos o amargos, el resentimiento. Su gran tarea es hacer que cada uno se encuentre a gusto, como en su casa. No olvida nunca la condición de cada uno y así es amable con el tímido, gentil con el distante y comprensivo con el que podría parecer ridículo. Sabe siempre con quien está hablando, evita hacer alusiones fuera de lugar, o esgrimir argumentos ad hominem o que pudieran resultar molestos. Rara vez es él mismo el tema de conversación, y nunca se hace pesado. Da poca importancia a los favores que hace y, aunque da, parece más bien recibir. No habla de sí mismo salvo cuando se ve forzado a ello, no se defiende nunca de las acusaciones recurriendo a retorcer sin más lo que le han dicho, no presta atención a las calumnias o a los chismes, es escrupuloso a la hora de atribuir malas intenciones a aquellos que se le oponen, e interpreta todo por su lado más positivo. En la discusión no es nunca mezquino, ni se toma jamás ventajas desleales. No confunde nunca las críticas malévolas o las frases hirientes con auténticas argumentaciones, y no insinúa nunca lo que no es capaz de decir abiertamente. Con una prudente amplitud de miras, observa la máxima de sabio clásico, de que deberíamos comportarnos siempre respecto de nuestros adversarios como si un día hubieran de llegar a ser nuestros amigos. Tiene demasiado buen sentido como para sentirse o tendido por insultos, está demasiado ocupado para recordar los errores y tiene demasiada mansedumbre como para guardar rencor. Es paciente, tolerante y resignado en base a principios filosóficos: se somete al dolor porque es inevitable, al duelo porque no se puede remediar y a la muerte porque tal es su destino. Si se ve implicado en cualquier tipo de polémica, su mente disciplinada lo salva de la grosera descortesía de mentes quizá mejores, pero menos educadas las cuales, como cuchillos romos, rompen y desgarran en vez de cortar limpio, no captan el meollo de la cuestión, dispersan las propias energías en cuestiones accidentales, no se hacen cargo de las razones del adversario y acaban dejando la cuestión más confusa de lo que la encontraron. Sus razones pueden ser acertadas o equivocadas, pero tiene las ideas demasiado claras para ser injusto. Es al mismo tiempo sencillo y enérgico, conciso y decidido. Es difícil encontrar en otro lugar tanta imparcialidad, respeto e indulgencia porque verdaderamente se pone en el lugar de su adversario y procura dar cuenta de sus errores desde dentro. Conoce tanto la fuerza como la debilidad de la razón humana, el campo que le es propio y los límites de este campo. Si no tiene fe, será demasiado profundo y de mentalidad demasiado amplia como para pretender ridiculizar la religión o actuar en contra de ella. Es demasiado sabio como para ser dogmático o fanático de su incredulidad. Respeta la piedad y la devoción. Incluso contribuye a sostener instituciones en las que no cree porque las considera venerables, hermosas, o beneficiosas. Honra a los ministros de la religión y, cortésmente, se limita a no aceptar sus misterios, sin atacarlos o denunciarlos. Es amigo de la tolerancia religiosa, y esto no sólo porque su filosofía le ha enseñado a mirar con mirada imparcial todas las forma de fe, sino también por esa especie de delicadeza gentil en los sentimientos, que es propia de la civilización.

No es que, aunque no sea cristiano, no pueda tener también él a su modo una religión. En este caso su religión es una religión de imaginación y de sentimiento; es la materialización de aquellas ideas de lo sublime, de lo majestuoso y de lo bello sin las que no podría haber una filosofía liberal. Alguna vez reconoce al ser divino, a veces reviste un principio o una cualidad desconocidos con los atributos de la perfección. Y hace de esta deducción de su razón o creación de su fantasía, la ocasión de pensamientos tan excelentes, y el punto de partida de una doctrina articulada y sistemática, que casi parece un discípulo del mismo cristianismo. Debido a la misma precisión y seguridad de sus capacidades lógicas, es capaz de ver qué sentimientos son coherentes en aquellos que profesan una determinada doctrina religiosa, y parece a los demás que él sienta y crea un completo arco de verdades teológicas, que existe en su mente de un modo no diverso a como lo está un cierto número de deducciones.

Tales son algunos rasgos del carácter ético que será formado por la inteligencia cultivada, prescindiendo del principio religioso. Este temple de carácter puede encontrarse dentro del ámbito de la Iglesia, o fuera de ella, en hombres santos o en hombres disolutos; forman parte del ideal más elevado del mundo, en parte pueden ser una ayuda y en parte pueden ser un obstáculo para el desarrollo de lo católico. Pueden corroborar la educación de un San Francisco de Sales o de un Cardenal Pole; pueden constituir los límites del horizonte mental de un Shaftesbury o de un Gibbon. San Basilio y Juliano fueron compañeros de estudios en la Academia de Atenas; y uno llegó a ser santo y doctor de la Iglesia, el otro su enemigo sarcástico e incansable".

- John Henry Cardinal Newman, The Idea of a University, VIII, 10

21 comentarios:

JA dijo...

Ok. Gracias Gino y Feliz Año!

Anónimo dijo...

bien... yo quiero ser uno de esos, como dices que se llaman???

david-. dijo...

¿Caballeros? ¿Newmanianos? ¿Ingleses?

Meruti Mellosa dijo...

Buen texto, valio la pena acabar de leerlo. Feliz año viejo!

Guillermo Núñez dijo...

Gino, yo ya había leído el texto así que no leí tu post; la verdad ya no me acuerdo mucho de él, pero creo que en suma dice que debemos ser buenos.

Espero estés bien.

Jaime Alberto Tovar dijo...

Totalmente un sir inglés el señor descrito saludos donde quiera que te encuentres amigo un abrazo

Jaime Alberto Tovar dijo...

Totalmente un sir inglés el señor descrito saludos donde quiera que te encuentres amigo un abrazo

david-. dijo...

Guillermo, creo que confundes a Newman con otra persona, en esta ocasión. Pero estoy bien; de nuevo ¡feliz año!

Hector Zagal dijo...

Gran texto.

El Justo Medio dijo...

Gracias Gino, Feliz año. Tú tan caballero al presentárnoslo.

oscar ramirez dijo...

chida tu cita.. buen año!

Anónimo dijo...

david?

david-. dijo...

¿Sí?

Anónimo dijo...

hoy que en clase de "introducción a los problemas filosóficos" nos dejaron leer a un libro de esta persona, en lo primero que pense fue en este texto, y en mi ex profe.

suerte Gino.

Anónimo dijo...

GINO REGRESA A LA UP, Y PON NOS 10

david-. dijo...

¿Pon nos?

G. Shumway dijo...

Totalmente Gino tienes que regresar a la UP

Anónimo dijo...

Soy... totalmente Gino

Rockdrigo Perez dijo...

Se te extraña Gino. Que te la pases bien.

Anónimo dijo...

GINO REGRESA SE TE EXTRAÑA
pasatela muy bien buena suerte
pero regersa viejo
atte. area IV

Anónimo dijo...

nananana gino