4.07.2009

Et snobi, licet plebi dishonesti, lacrumus


* No conozco a Luigi Amara ni a Michel Onfray. No voy a criticarlos sino a comentar ideas a partir de una reseña que el primero hace a una serie de libros del segundo. (En la foto, la Filosofía ayuda a Boecio a corregir la Consolatio.)

1. Es cierto: "una historiografía poco crítica, monótona y en última instancia tendenciosa habla de una práctica de la filosofía infestada de telarañas". Tienen razón en reclamar a muchos autores dejados de lado. Y en señalar la distancia entre el aula y la vida real (como hace Borghesi). Y en denunciar la introducción en la filosofía de mucha burocracia y confinamiento. Fundamental es señalar la necesidad de que la filosofía sea vida real del filósofo: sabiduría práctica y no teorías. El proyecto de universidades: indiferentes a los nuevos burocratismos, modeladas en el praxeum de Epicuro: totalmente adecuado. Volver a las raíces es oportuno, aun si la filosofía es una profesión peligrosa. O por ello.

2. Pero esto: "la historia de la filosofía, tal como se enseña en las escuelas y se propaga en los libros, es una historia sesgada, adulterada, repetitiva, llena de inercias y omisiones"; es una historia que se escribe "mecánicamente y casi sin conciencia crítica"; a muchos autores se les deja de lado "por marginación y desprecio"; la criba académica de temas y autores "está envuelta en unas miasmas tan añejas que ya ni siquiera se reconocen y mucho menos se someten a examen"; las omisiones "responden a un plan de guerra sostenido durante siglos por la Iglesia y el Estado -a través de sus monjes copistas y de sus profesores enclaustrados- para preservar el status quo, para justificar el mundo tal como es, para apuntalar una civilización judeocristiana que exige alejarse de la vida terrenal y sacrificarlo todo en aras de un cielo, ya sea de salvación o de ideas"; nuestro sometimiento a "un sistema educativo que falsea y constriñe"…

No sé si éstas son ideas del libro o de la reseña. Me parece que el tono es excesivamente desdeñoso. Tiene razón o muy en general o no la tiene: críticas así suenan también a ideología. La impresión se hace más fuerte al ver los propósitos de ésta: (1) reescribir la historia de la filosofía sin dar preeminencia al canon idealista; (2) cuestionar la práctica de la filosofía como burocracia del saber; (3) contraponer una ética hedonista a la corriente sacrificial-ascética que domina desde el cristianismo.

3. Por el canon idealista se entiende latu la línea Platón-Hegel. Quienes no se alineen son marginados. Peculiar lectura de la historia de la filosofía. Que Whitehead diga que la historia de la filosofía es un comentario a Platón es una cosa. Que un filósofo sea platónico, o idealista, es otra. ¿Y cuánto vale eso además? Plotino se entendía a sí mismo como un comentador de Platón, irónicamente. ¿Esta clase de distinciones es algo "que enarbola un rigor trasnochado, un amor a la filigrana por la filigrana misma, que deriva en un bizantinismo de nuevo cuño y en la licencia de no hacer nada en función de la polis"?

[La última parte de la pregunta, por cierto: ineludible.]

Nada hay de malo en construir poco a poco, en filosofía. Es difícil y lento y aburrido; se pierde a ratos (a veces tan largos como escuelas o modas o corrientes) la visión de conjunto; se desespera también a veces de la filosofía misma; se aceptan felizmente explicaciones tautológicas: es así porque es así (mofa al respecto: Metaph VII, 17, 13-5) o se confunden y uniformizan niveles explicativos distintos.

Pero tampoco podemos llegar todos y soltar un meta-sistema filosófico. El que lo hace suele terminar como bicho raro, un tío incomprensible, o insituable. El rigor académico tiene muchas cosas malas, pero ha servido para acercarnos a un discurso serio en común. Y aunque esto parezca o sea bizantino, ayuda a encauzar el diálogo.

Si en cualquier aula de filosofía se enseña a los mismos autores, bien vamos. El aula es algo tan distinto de país a país, de universidad a universidad y aun de profesor a profesor que parece más bien algo positivo: el reconocimiento de filosofías clave. Faltan algunos y otros sobran, pero es reconfortante pensar que todos nos enteramos de algo de lo que dijeron Platón, Aristóteles, Kant o Wittgenstein.

No hay tiempo de incluir a todos los que rescata la reseña. Los recojo: atomistas, materialistas, cínicos, cirenaicos, Montaigne, pragmatistas, utilitaristas, sofistas, epicúreos, gnósticos, goliardos, libertinos barrocos, Valla, Cyrano, Gassendi, Erasmo, La Mettrie, La Boétie, Emerson, Thoreau, Lou Salomé… (Algunos sí se enseñan.) Falta además la filosofía oriental, la americana pre-hispánica… Genial. ¿Pero en cuatro años (o cuatro semestres) se puede enseñar tanto? ¿Enseñarlos bien, leerlos atentamente? Los alumnos en realidad no leemos tanto.

¿Se podría incluso en una vida? E irónicamente: ¿no necesitamos a los filósofos funcionarios para recoger el corpus epicúreo, para poder leer bien a Erasmo, a Zabarella, etc? Necesitamos un funcionario amante de la filigrana como Usener para leer a Epicuro, y sin él (y Ritschl, otro bizantino) la vida de Nietzsche habría sido seguramente muy distinta.

4. Acusar a los filósofos actuales de ser burócratas del saber es peligroso. No todo filósofo universitario es un filósofo funcionario. (Sobran ejemplos.) La reseña hace bien en criticar al último, pero no hay que apresurar la identificación. Quienes estudian o estudiaron filosofía habrán conocido (espero) a uno o varios profesores que se la tomaban en serio como modo de vivir. No era simplemente algo que enseñaban en clases para después ir a su vida real, a su fin de semana. Su filosofía son ellos mismos. Publicarán para cumplir con requisitos burocráticos, pero se guardarán bien de repetir el mismo artículo mil veces, de publicar cosas repetidas o innecesarias, de contribuir a la contaminación mundial con papel-basura. Querrán decir algo de valor: que la filosofía puede genuinamente elevar el espíritu o la vida, como quiera que interpreten esto. También la filosofía enseña quién demonios es el ser humano (DFW), con una articulación del tiempo distinta a la literaria.

5. Que haya que contraponer una ética hedonista al sacrificialismo judeo-cristiano sabrálo cada quién. Si ese es el propósito de Onfray, bien la reseña. Que ese sea el cometido de la filosofía…

6. Mal burocratizar la filosofía y descreerla; bien retomar su estudio serio y considerar cuantos más autores pertinentes se pueda. Pero no es necesario destruirlo todo buscando eso: quienes queman los libros saben bien lo que hacen, dice Steiner. Niederreißen ist leicht, aber aufbauen! (Und selbst niederreißen scheint leichter, als es ist…) Hay muchos caminos de sabiduría: unos menos aburridos o bizantinos (no necesariamente más sencillos). Pero llegar con un modo de concebir la sabiduría a decir al resto que están todos equivocados y que se han burocratizado excesivamente es injusto. Lo pertinente es preguntar a todo filósofo si lo que hace lo hace en conciencia: que nadie retarde el verdadero filosofar, como decía Epicuro.

La filosofía como sabiduría vital es deseable para todos. La filosofía como profesión académica no. Ésta es un modo de filosofía, pero fundamental. Que la universidad actual esté pasando por procesos quizá muy burocratizantes no quita que la filosofía se haya cultivado adecuadamente en ámbitos académicos, en comunidades de investigación (es el convencimiento mismo del proyecto de Onfray.) Eso ayuda a constuir un discurso científico: ni omni-apodíctico, ni omni-empírico, ni "ideología mecánica idealista".

No todo el mundo tiene que dedicarse a la filosofía académica. Muchos odiarán los papers y la filología y la historia y los pequeños detalles contextualmente ridículos. Eso no quita la necesidad de proyectos útiles aunque no lo parezcan (como éste o éste o éste o éste o éste o éste o miles más). Es el covencimiento de Aristóteles en Metafísica II: su afán de historiador de la filosofía; el convencimiento de Kant al incluir una parte histórica en la doctrina trascendental del método. Todo esto es importante, pues, carajo.


7. ¡Bah! escribiendo esto me ha convencido la reseña. Hoy la universidad y los institutos de investigación son el mejor lugar para hacer filosofía sistemática en serio (bibliotecas universitarias, las posibilidades de conocimiento muto entre filósofos, financiamiento de proyectos…). Desde Kant, hay que estar en la universidad para hacer filosofía. Pero el artículo tiene razón: padecemos globales epidemias de envenenamientos y estados plúmbicos de alteración mental.

Al final, reasumir la tradición, continuar la filosofía, es vital y personal.

[PS. Y en buena lid: por lo que dice la reseña, Onfray suena a M.F. Algo así como esto, en Ética, estética y hermenéutica, Paidós, 1999, 150: «Quisiera describir el teatro de la verdad. Cómo Occidente ha edificado un teatro de la verdad, una escena de la verdad, un escenario para esta racionalidad que ahora se ha convertido en una marca del imperialismo de los hombres occidentales…»].

8 comentarios:

Andres G. Watty dijo...

Wow! muy bien escrito y dicho.

Desde Londres,

Andrew G.W.

Ambrosio Cajinas dijo...

Es pésimo ese libro de Onfray.Pero qué se le va a hacer, el tipo es tonto.
Primero, de todos los autores, según él desdeñados, es posible tener noticia en cualquier historia de la filosofía medianamente amplia. Un ejemplo más de una personalidad intelectualmente pusilánime que concentra todas sus fuerzas para derribar una puerta abierta.
Segundo, en cualquier historia de la filosofía estándar a Hume suele concedérsele mayor importancia que a Berkley. Pero éste es idealista y aquél sensualista.
Tercero, si se opta por Aristóteles o por Platón en vez de los atomistas es porque aquéllos son más poderosos argumentativamente que éstos. El problema es que Onfray no quiere enterarse de que la filosofía, cuando es filosofía de verdad, es demostrativa. Pero Onfray hace gala de un nietzscheano desprecio al argumento (para qué argumentar si se puede complacer al respetable enseñando un par de tetas bien redondas) que obliga a dejarlo hablando solo.
Cuarto, esa tesis de que el idealismo es buena ideología para adormecer masas y apuntalar la posición de los poderosos es tan estúpida como que es típica de adolescente adoctrinado por la televisión. Hay que permanecer preso dentro de un pensamiento burocrátizado para no darse cuenta de que al respetable y oprimido vulgo le reconforta y le adormece más una buena dosis de filosofía hedonista que de idealismo. El problema es que Onfray cree que la burocracia filosófica es el mundo entero, y como la mayoría de esa burocracia prefiere concentrarse en Kant que en Montaigne, Onfray piensa que la mayor parte de la humanidad es idealista y que el hedonismo es una postura marginal. Nunca se le ocurrió al buen burócrata nietzscheano que el idealismo siempre ha sido marginal en la sociedad, como que los filósofos (los idealistas) siempre han sido los verdaderos marginales.
Quinto, es chistosísimo que el Onfray celebre el cristianismo gnóstico. Como dicho cristianismo fue marginado por el cristianismo ortodoxo, Onfray se imagina que debió ser porque la ortodoxia odiaba el cuerpo. Pero cualquier estudiante de seminario (quienes por cierto suelen ser más burros que una mula) sabe que eran los gnósticos y no los eclesiásticos quienes mayormente sospechaban de los sentidos y de los placeres sensuales.
Sexto, la burocratización de la filosofía es muy reciente. El prestigio de Aristóteles, Plotino, Tomás o Descartes no tiene nada que ver con burocracias, como que ese prestigio existe siglos antes de la burocratización de las universidades.

Ambrosio Cajinas dijo...

Por cierto,

Desde Chilpancingo,

Ambrosio K. Cajinas.

david-. dijo...

Yea!, je: suscribo en buena medida. De todos modos, insisto, no he leído a Onfray. No sé si por un "hedonismo" contrario al "sacrificialismo" judeocristiano se refiere al desenfreno. Espero que no, porque el "hedonismo" de Epicuro tiene muy poco que ver con un desenfreno ridículo (¿no es Chesterton mucho más hedonista que Epicuro?), pero la reseña no me aclara. La ataraxia se termina pareciendo al usus pauper.

Pero tiene razón en que la filosofía no es sólo una "profesión". El problema es más bien el que dices: con una postura que desdeña argumentos ¿para qué escribir un libro, en primer lugar?

Y primo, salud a Londres: Cheers!

Iruñea.

Hacienda Street Jazz dijo...

Felicidades. Tu texto me hizo pensar y reír mucho. Mucho, ambas cosas.

Desde California,

Humberto E.G.

Ps. Saludos al Doctor.

JoséManuel dijo...

Bien Gino, me gustó tu post. Saludos!

Anónimo dijo...

Pardo,
Hablas, wey, entre Jesucristo, el Flaco Ibañez y Derrida. Ya extrañábamos tus pendejadas. Me gustas más hablando de teología, ahí te salen más espontáneas las burradas.

david-. dijo...

Amigo anónimo: tu comentario, no sé si intencionalmente, es bastante irónico en este pós. ¡Tranquilo, caray!

¡Saludos, amigos Karch, y Mr Durón!