2.22.2011

Die mühsam Arbeit der Vernunft

Hablamos demasiado fácil de "revoluciones". De "Occidente". De "giros copernicanos". En esta época de vislumbres, súbitamente todos entendemos qué pasó y podemos señalar un momento con claridad y distinción. No hace falta estudiar los entresijos, no. Todo lo bueno parte de "ahí" y todo lo malo comenzó por "allá".

Odiseo. Sócrates. Lutero. Kant. Copérnico. Galileo. Nietzsche. Napoleón. Mao. Jobs. Bah.

Creo que es en parte una concesión a la pereza. Es fácil decir que "todo comenzó cuando" o "todo es culpa de"… De: una persona, una firma, un momento, un hecho. Pero la historia no es simplemente una Idea general a la que podramos atribuirle una responsabilidad. La responsabilidad es personal. Los cambios se van logrando en conjunto y con trabajo. "Occidente" es una palabra que se dice muy rápido, y nos encantaría poseer el pasado como pantocrátores, pero somos simples pequeñajos.

Me gusta más eso de Zweig:
Todo exige tiempo; cualquier acontecimiento exige preparación. La revelación de un genio en un pueblo cualquiera es el fruto de millones y millones de seres que le han precedido. Un momento estelar de la humanidad significa la sucesión de horas, días, meses y años, al parecer estériles, que no se explican en su culminación en algo decisivo.
Pero lo decisivo tampoco es mecánico y su apropiación tampoco es total. Después de todo, tendríamos que estar ya de vuelta de los mesías (tropicales, rebeldes, rojos, negros, blancos, verdes) y los líderes de revoluciones que no hacen sino probar que seguimos siendo pequeñajos. Y que la historia no se resuelve, intelectual ni vitalmente, en dos o tres banalidades y eslóganes.

No hay comentarios.: